Esos demonios que entraron en nuestras vidas, que aún pueden permanecer, y que hay que expulsar con fe y sin miramientos, lo hicieron por diversas y diferentes causas, según el caso. A saber:
• Por herencia (nuestro linaje).
• Por pecado de otras personas sobre el individuo: Violación, abuso, trauma, trabajos de brujería, maldición, dedicación, etc.
• Por pecado propio.
Por herencia (nuestro linaje)
En un principio, Dios creó al hombre para ser dichoso en todo, y que esa dicha o bendición pasase de generación en generación hasta mil generaciones: << Se acordó para siempre de Su pacto; de la palabra que mandó para mil generaciones>> (Salmo 105: 8). La herencia genético-espiritual, por así llamarla, fue creada por Dios para que a través de ella su bendición llegara a todas las generaciones, a través de cada linaje. El problema es que a causa de la caída del hombre, cuando el diablo obtuvo autoridad por habérsela cedido el ser humano al decidir sujetarse a él en vez de a Dios, ese canal que fue creado para llevar bendición, el maligno lo usó para llevar maldición.
Así pues, los demonios pueden pasar de padres a hijos. Se les llama demonios generacionales. En cuanto a la salud, valen estos ejemplos siguientes: El abuelo murió de cáncer, el padre también, y al hijo le podrá suceder lo mismo. El bisabuelo acabó loco, el abuelo también, y asimismo el padre y luego el hijo. Esto lo saben los profesionales de la medicina, no es nada nuevo.
En cuanto a lo moral, muchas veces, la tendencia a un tipo de pecado en concreto, la tiene el individuo porque la recibió de sus progenitores, o de alguna generación anterior. Nótese que estamos hablando de tendencia. No se está diciendo aquí que por esa razón dicho individuo queda excluido de responsabilidad si comete el pecado concerniente a esa tendencia. Sólo estamos hablando de la tendencia, nunca olvidemos que ni satanás ni sus demonios nos pueden obligar a pecar; sólo nos pueden tentar. La responsabilidad del pecado que comete el hombre, es enteramente del hombre. Leemos en Santiago 1: 14, 15; <<… cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte>>
Así pues, como heredamos lo bueno (unos bonitos ojos, un bonito color de cabello, etc.), heredamos lo malo (demonios). Así como heredamos las consecuencias del pecado original de Adán y Eva, heredamos lo que nuestros antecesores sembraron << Todo lo que el hombre sembrare, eso segará>> (la medida de esa “herencia” la dictaminará el Señor como Juez, jamás el diablo)
Cuando venimos al Señor, naciendo de nuevo, todas las maldiciones Dios las declara rotas gracias a los méritos de Cristo en la cruz. No obstante, aun y rotas las maldiciones por la sangre del Cordero, como ministros de Cristo deberemos declararlo, tal y como nos lo enseñó el Maestro: << De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, habrá sido atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, habrá sido desatado en el cielo >> (Mateo 18: 18)
Una vez hecho esto, deberemos echar fuera los demonios relacionados con esas maldiciones, cumpliendo así con la ley de Cristo: <
La tendencia al pecado, y los demonios que la acompañan, es algo que todos heredamos en mayor o menor medida. Eso nos lleva a la siguiente reflexión:
Líneas de concupiscencia generacional
Hay concupiscencia que no es generacional o hereditaria, sino que se formó por el pecado practicado por el individuo antes de venir a Cristo. No obstante, ahora nos centraremos en la concupiscencia de índole generacional. Cuando hablamos de tendencia al pecado, debemos hablar de concupiscencia. Según el diccionario, la concupiscencia es codicia ilegítima y desordenada.
Los espíritus inmundos que van de padres a hijos, siguiendo lo que denominamos <
Digamos que una de las líneas de concupiscencia generacional de Ramiro, creyente nacido de nuevo, es el temor al hombre. Tiene una fuerte tendencia a temer al hombre (al que dirán, al que pensarán, a caer mal, a no ser aceptado, etc.) Ramiro lucha y lucha para vencer en esa área, pero no puede obtener la victoria total, ¿por qué?, porque tiene dentro de él espíritus de temor, en colaboración con otros de rechazo, negativismo, falta de autoaceptación, falta de autoestima, etc. etc. que ejercen control.
¿Qué hay que hacer?
Cortar con esa línea generacional, en este caso, de temor y de los espíritus adyacentes de esta manera:
<
Se puede romper así, porque ya fue rota por Cristo en la Cruz. De hecho, se declara que así se rompió. Una vez se declara rota esa línea generacional, y tras previo arrepentimiento y confesión del pecado, Ramiro mandará a todo demonio de temor etc. que salga de su vida.
Aquí es necesario tomar un paso de fe grande y literalmente ordenar que ese demonio salga. Ramiro lo hará así:
<
Así irá procediendo con todo demonio de toda línea generacional que haya previamente cortado.
Enumerando el proceso
Así sería el orden correcto de actuación en lo referente a la infestación demoníaca por HERENCIA:
• Arrepentirse y confesar todo pecado personal (conocido y no conocido).
• Cortar con las líneas de concupiscencia generacional y sus maldiciones (a partir de la concepción) por la cruz de Cristo.
• Expulsar fuera todo demonio: Dirigiéndose a ellos directamente, y ordenándoles que salgan en el nombre de Jesús.
• Si existe enfermedad, ordenar que tal o cual órgano del cuerpo sea restaurado en el nombre de Jesús.
• POR SUPUESTO QUE, EN PRINCIPIO, UNO MISMO PUEDE MINISTRARSE ESA LIBERACIÓN. A ESE PROCESO LO LLAMAMOS: AUTOLIBERACIÓN.
Por pecado de otras personas sobre el individuo: Violación, abuso, trauma, brujería, maldición, dedicaciones, etc
Hoy en día, y tristemente, cada vez más se dan tantos casos de abuso y violación de pequeños y de mayores. Esos actos son impulsados enteramente por demonios. Lo que Satanás busca es dañar a las víctimas. La persona violada, es infestada por los demonios del violador, y es presa de innumerables traumas...pero ¡hay solución en Cristo!
El primer paso para ser libre es PERDONAR al ofensor. Perdonar a la persona que te ha herido, así como Dios nos perdonó en Cristo. El perdón destruye todo derecho legal del enemigo para quedarse dentro.
Normalmente, la persona que daña, viola, abusa, lo hace porque ella también sufrió lo propio en el pasado. Es decir, es impulsada por los demonios que entraron en ella a hacer lo mismo que le hicieron. Por lo tanto, deberemos cortar con toda maldición en ese sentido sobre la persona que recibió ese abuso, y así anular por siempre sobre la víctima esa maldad demoníaca del agresor, que venía por muchas generaciones quizás.
Por otra parte, los padres o tutores a veces han sido, sin saberlo, cómplices del enemigo al llevar a sus hijos o tutelados a los curanderos, chamanes, adivinos, echadores de cartas, etc. etc. Todo esto fue entrada de espíritus inmundos.
Todo lo concerniente a pactos, promesas, dedicaciones, votos, etc. a falsos cristos, vírgenes, santos, etc. también. Todo lo concerniente a la falsa religión (sea la que sea). La Gran Ramera tiene mucho que ver en todo eso. A todo habrá que renunciar, y romper todo pacto con la sangre de Cristo.
Enumerando el proceso
Así sería el orden correcto de actuación en lo referente a la infestación demoníaca por pecado de otros que afectaron al individuo:
• Perdonar al ofensor.
• Renunciar y romper todo lazo, atadura, dependencia, etc. con la maldición por la violación, brujería, votos y dedicaciones a ídolos, curanderismo, etc. etc.
• Expulsar fuera todo demonio: Dirigiéndose a ellos directamente, y ordenándoles que salgan en el nombre de Jesús.
• Si existe enfermedad, ordenar que tal o cual órgano del cuerpo sea restaurado en el nombre de Jesús.
Por pecado propio
Ni que decir que cuando estábamos en el mundo y éramos practicantes de pecado, el enemigo tenía campo más que abierto para entrar en nosotros. ¡Le abríamos las puertas de par en par! Ahora que ya se las hemos cerrado definitivamente al tener a Cristo y no practicar pecado (1 Juan 5: 18), el enemigo que todavía permanece en nosotros es un intruso, y a los intrusos hay que echarles fuera de la casa.
Con fe, y sin dudar, de acuerdo con Marcos 16; 17, manda que todo espíritu inmundo que entró en tu vida salga de ella en el nombre de Jesús.
Como deberán salir / Estratagemas demoníacas
Una vez identificado el enemigo, éste deberá salir al dar la orden de expulsión en el nombre de Jesús. Según sea el caso, a veces parecerá que nada ocurre, pero hay que insistir, y seguir insistiendo con fe. Ha habido muchos casos que no han empezado a manifestarse sino al cabo de media hora de estar ministrando, o más. Siempre intentarán esconderse y no manifestarse para no ser reconocidos. Su principal estrategia para no salir, es hacernos creer que ahí no hay nada (llevan muchos siglos de práctica).
Dice Santiago: << Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor>>
Estratagemas para no salir
Los demonios son muy astutos. Obran amparándose en nuestras debilidades para hacer lo que quieren. Este también es el caso para no salir de la que creen es su casa pero que ya no lo es.
Veamos algunas de esas estratagemas:
• La primera es la INCREDULIDAD; DUDA; ESCEPTICISMO. Si logran hacer perder la fe al creyente, lo han conseguido todo. Cuando el ministrado se sienta incrédulo o con muchas dudas o escepticismo, deberá reprender todo espíritu de esa índole y ordenar que se vaya en el nombre de Jesús.
• MUCHAS VECES EL MINISTRADO NO DICE NADA POR TEMOR A QUÉ PENSARÁ LA PERSONA QUE LA ESTÁ LIBERANDO, O POR PENA. ES MEJOR SER HONESTO Y DECIR LO QUE ESTÁ OCURRIENDO. ESTO AHORRA MUCHO TIEMPO Y ESFUERZO INNECESARIOS.
• Otra es el TEMOR. El temor bloquea, paraliza. El temor es una de las estrategias que más usa el enemigo de nuestras almas.
• Otra es la CONDENACIÓN. Los demonios son seres condenados, y lo que hacen es intentar hacer sentir a la persona lo mismo que ellos son. Si la persona salva llega a sentirse enormemente culpable o condenada, no facilitará la liberación. Reprender todo espíritu de condenación. Recordemos: << Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús>> (Romanos 8: 1)
• Otra es el SUEÑO y el CANSANCIO. Los demonios intentan aturdir, cansar, dejar sin fuerzas a la persona para que no pueda colaborar. Reprender espíritu de sueño, fatiga, cansancio, etc. y todo demonio que esté actuando en ese sentido.
• Otra estratagema es el DESÁNIMO, la DESESPERACIÓN y el TORMENTO. Hacer lo propio.
El enemigo siempre intentará distraer cualquier esfuerzo nuestro antes de ir a la sesión de liberación, por lo tanto:
• HORAS ANTES DE IR A LA SESIÓN DE LIBERACIÓN, ATAR Y DESTRUIR TODA OBRA DE DEMONIOS SOBRE LA PERSONA A MINISTRAR Y LA QUE MINISTRA.
Cuando el enemigo “vuelve”; la estratagema del “demonio yo-yo”
De vez en cuando he oído hablar acerca del llamado “ demonio yo-yo”, queriendo decir con ello, que existe la posibilidad de que los demonios vuelvan a entrar en las personas que son liberadas. Yo no comparto en absoluto con esta teoría, excepto cuando la persona cae de nuevo en práctica de pecado.
Normalmente lo que ocurre es que cuando se creyó que la liberación había concluido, en realidad no fue así. Ocurre sobretodo después de una manifestación violenta de expulsión del que creíamos era el <
Pasó el tiempo, y todos pensábamos que ya todo había acabado, y hasta nos olvidamos del tema. Mientras tanto, lo que ocurrió es que, al haber detenido la ministración por creer que la persona ya estaba libre, los que quedaban se escondieron.
Se escondieron los que quedaban por un tiempo, y se manifestaron pretendiendo que habían vuelto, cuando en realidad se habían quedado agazapados dentro, esperando el momento propicio para molestar, causando el consiguiente desánimo y frustración. Esta es la estratagema del diablo para desgastar y desanimar. Por favor, no ignoremos sus astucias y maquinaciones. Tengamos en cuenta que la liberación total de un individuo, no es cosa de una sesión ni de dos.
Cuando el enemigo tiene derecho legal
Pecado oculto; corazón no quebrantado:
Muchas veces el enemigo no se manifiesta para salir, ni sale, porque existe pecado oculto. Tristemente, a veces el enemigo tiene derecho legal para no salir porque existe pecado oculto en la vida de la persona. La liberación sólo es efectiva cuando la persona se ha arrepentido de todo pecado, y desea fervientemente vivir para Cristo. Dice Santiago: << El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos>> (1: 8)
El creyente que es de doble ánimo (o doble alma o mente), quiere servir a Dios, pero sin renunciar a servirse a sí mismo. Busca lo suyo. Nunca podrá haber una liberación real en tal persona. No nos engañemos, Dios no puede ser burlado.
El que ministra deberá asegurarse en lo posible de que la persona a ministrar es de recto corazón ante Dios. Pidamos a Dios que revele todo pecado oculto, y toda forma de vida que no sea enteramente recta ante Dios.
Por contrapartida, el hecho de que aparentemente estén saliendo demonios de una persona determinada, tampoco nos asegura que esa persona anda rectamente ante el Señor necesariamente. Dando aquí un ejemplo extremo pero no menos cierto, los satanistas y los brujos cuando quieren introducirse en alguna iglesia cristiana con el fin de destruirla, haciéndose pasar por cristianos ellos mismos, pueden hacer que sus propios demonios vayan saliendo como una estratagema para intentar convencer a los líderes de la iglesia de que son lo que no son. Lógicamente, esos demonios vuelven a ellos más tarde.
SÓLO ES EFECTIVA LA LIBERACIÓN EN AQUELLOS QUE SE HAN ARREPENTIDO DE SUS PECADOS Y DE TODA PRÁCTICA DE ELLOS, Y ESTÁN DECIDIDOS A SEGUIR AL CORDERO DE DIOS DE VERAS.
La liberación no es como ir al dentista a que a uno le saquen la muela mala. La liberación persigue el objetivo de poder acercarse más y de verdad a Jesús. La liberación es el pan de los hijos de Dios; es para los santos que aman a Dios de veras.
Manifestaciones de salida
Podemos fehacientemente saber cuando los demonios están saliendo de las personas dignas. Lo harán siempre con MANIFESTACIÓN física. A saber:
• Expulsión de saliva y mucosidad por boca y nariz.
• Bostezos.
• Eructos.
• Tos.
• Arcadas.
• Alaridos y gritos.
• Vómitos.
• Estornudos (de ahí la expresión popular, ¡Jesús! )
• Escapes de aire por boca y ano.
• Soplidos continuados
• Orina y excremento.
• Movimiento continuo y enérgico de las manos.
(La lista no es exhaustiva)
Nuestras armas espirituales
Dios nos ha dado en Cristo Jesús toda una serie de armas que son espirituales para combatir con éxito a los demonios, con el fin de que sean expulsados de nuestras vidas.
El nombre de Jesús. La sangre del Cordero. La cruz de Cristo. Fuego del Espíritu Santo. La unción. Hollarlos. <
Las armas nos son necesarias porque de ellas nos valemos para expulsar demonios. Lo que logran no es la muerte de los demonios, ya que son espíritu y no pueden morir, pero sí su debilitamiento, escisión, y expulsión.
Veamos a los demonios como lo que realmente son: Enemigos que nos odian muchísimo más de lo que nosotros podremos nunca llegar a aborrecerles; enemigos que nos odian a muerte. Nos odian porque en nosotros ven a Jesús, y ellos odian a Jesús... y también le temen. Así pues, ellos realmente nos temen porque Jesús está en nosotros. Por lo tanto, no temamos ser ofensivos y agresivos contra ellos, porque SÍ tenemos lucha contra ellos (Efesios 6: 12) y son nuestros encarnizados enemigos. No menospreciemos, ni pasemos por alto sus intenciones << para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones>> (2 Co. 2: 11).
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