sábado, 27 de noviembre de 2010



DESTRUYENDO FORTALEZAS




Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios PARA LA DESTRUCCIÓN DE FORTALEZAS 2ª Corintios 10:4.

Las fortalezas son lugares fortificados que edifica Satanás para levantarse él mismo, contra el conocimiento y los planes de Dios.

Edgardo Silvoso, de Evangelismo de Cosecha, da otra definición de fortaleza: Una fortaleza es una mentalidad impregnada de desesperanza que causa que el creyente acepte como inmutable alguna cosa que sabe que es contraria a la voluntad de Dios.

Existen varios tipos de fortalezas. Gary Kinnaman provee excelentes definiciones de tres variedades en su libro Venciendo el dominio de las tinieblas:

  1. FORTALEZAS TERRITORIALES: Estas Representan las jerarquías de seres tenebrosos a quienes Satanás mismo, en forma estratégica, asigna para que tengan influencia y control sobre Las Naciones, las comunidades y aún las Familias. Ciertas fuerzas demoníacas acuden en masa a distintas regiones para fortificar ciertos tipos de maldad. De esta forma, ciertas ciudades serán fortalezas de idolatría, de pecado sensual o de ciertos espíritus religiosos.
  2. FORTALEZAS IDEOLOGICAS: Estas se refieren al dominio de Satanás sobre la cosmovisión, por medio de filosofías que ejercen influencia sobre la cultura y la sociedad. Se considera un ejemplo de esto la teoría de Charles Darwin de selección Natural, la cual se opone a la creación Bíblica. Estas fortalezas son descritas en 2ª Corintios 10:5…..Derribando argumentos y toda Altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando (nosotros) cautivo todo pensamiento a la Obediencia a Cristo.
  3. FORTALEZAS PERSONALES: Estas son las cosas que Satanás construye para ejercer influencia sobre tu vida personal: Pecados personales, tus pensamientos, tus sentimientos, tus actitudes, y tus patrones de comportamiento.

En Septiembre de 1990 en la Ciudad de Mar del Plata, Argentina, ocurrió un evento un tanto dramático, como resultado de la destrucción de una fortaleza sobre la ciudad, por medio de la Intercesión y la Guerra espiritual, Los Generales de Intercesión, se reunieron con un grupo de intercesores en esa cuidad. Discernimos que había cuatro espíritus territoriales principales que gobernaban sobre la ciudad y por encima de todos ellos reinaba un “Hombre Fuerte” o demonio gobernador. Los intercesores habían ayunado y orado, y alrededor de trescientas personas se habían reunido en la plaza para orar en contra del espíritu reinante, (Hechicería). A las cuatro en punto, notamos la hora, pues sonaron las campanas de la catedral y seguimos orando en contra de la hechicería.

Mas tarde, luego de nuestro tiempo de oración, uno de los pastores locales recibió una llamada telefónica preguntando lo que habíamos estado haciendo a las cuatro en punto. Parece ser que había una bruja de la macumba que durante dos años había reunido a las brujas para maldecir a los pastores de la ciudad y a las cuatro en punto cayó muerta.

Quedamos anonadados al oír este informe. A Pesar de que no nos alegraba el hecho de que la mujer hubiese muerto, tuvimos plena conciencia de que Dios estaba enviado un claro mensaje de juicio a la hechicería. El Altísimo había dibujado una línea en la arena y había dicho: “Hasta aquí, Satanás”. Cuando son destruidas las fortalezas de Satanás su reino no puede mantenerse firme. Esto me recuerda a Lucas 11:21-22:

Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo posee. Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba y reparte el botín.

Arrebatemos nuestro botín al enemigo, en el nombre de Jesucristo, lo que el enemigo nos ha robado, nos sea devuelto siete veces, porque el poder de Dios es incomparable, porque más poderoso el que está en nosotros (Jesucristo) que el que está en el mundo (Satanás) reclamemos sus promesas en oración, porque no seremos avergonzados los que esperamos en Él: Ciertamente (Con toda seguridad) el cautivo será rescatado del valiente y el botín le será arrebatado al tirano, y tu pleito yo lo defenderé y salvaré a tus hijos. Amen. Isaías 49:25-26.







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